El P. Daniel Diaz, nuestro asesor doctrinal, nos invita a empezar el año compartiendo la luz de Dios. Jesús quiere abrirse paso e impulsar una salida que, en el encuentro con los demás, haga posible Su presencia.
Disponible enSeamos una Iglesia en salida
Queridos amigos de ACDE,
Cuando salimos de vacaciones, tratamos de tomar un poco de distancia del trabajo, las obligaciones y todos esos temas que tanto nos ocupan y preocupan durante el año. Llamativamente, al regresar, suele suceder que este retirarnos de lo cotidiano no produjo en nosotros indiferencia o rechazo hacia nuestra vida habitual sino que, por el contrario, nos abrió a una mirada más profunda y verdadera de una realidad revalorizada.
Los días de receso no son tan solo una huída de la que tarde o temprano tenemos que regresar. Son, más bien, una salida en búsqueda de lo olvidado. Sin esos momentos donde detenerse y contemplar el propio camino con cierta perspectiva, nuestra vida corre el riesgo de verse transformada tan solo en un sinfín de acciones sucesivas que indefectiblemente genera un extraño vacío. Este vacío delata que nuestros muchos esfuerzos pueden estar dejando de lado algunas cosas muy importantes. Por esto, de vez en cuando, hace bien salir del propio lugar, para aprender a estar mejor en él.
En su deseo de movilizar a quienes seguimos a Jesucristo en nuestra capacidad de evangelización, el Papa Francisco viene hablando desde el inicio de su pontificado de la necesidad de ser “una Iglesia en salida”. Lo ha expresado muy fuertemente, diciendo: “La Iglesia es “en salida” o no es Iglesia”. Es decir, que “salir” no se trata tan solo de unas vacaciones de vez en cuando para descansar, renovarse y regresar en un mayor equilibrio. Hay una vida en salida y en el mismo acto de salir es donde se encuentra nuestra identidad y nuestra misión.
En la exhortación Evangelii Gaudium, en el número 20, Francisco dice: “Cada cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado: salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del Evangelio”.
ACDE es una comunidad llamada entonces a esta misma salida. La salida implica trabajo y esfuerzo, conlleva incluso costos y sufrimientos, y demanda valentía y fortaleza. Si la aceptamos nos llevará a las periferias necesitadas de la luz de Dios. Es algo bien concreto. A nosotros, como líderes de empresas, la salida nos conduce al encuentro de todo lo distinto y, especialmente, a lo que nos cuesta e incomoda:
- Nos lleva a los trabajadores de nuestras organizaciones y a sus sindicatos, pero no sólo para acordar salarios o condiciones de trabajo, sino para compartir la vida, para rezar juntos, para fortalecer nuestra fe y valores en común.
- Nos envía a los políticos y sus partidos, para buscar unidos como construir un país con bienestar para todos, en democracia, en la base del respeto hacia sus instituciones y raíces históricas.
- Nos empuja al mundo de la educación con sus universidades, escuelas, talleres de formación profesional, donde día a día se construye ese futuro que queremos ver con más esperanza.
- Nos mueve al encuentro de otras organizaciones de la sociedad civil, con sus intereses tan diversos de los nuestros, pero con quienes siempre podemos encontrar búsquedas comunes y sumar esfuerzos para alcanzarlos.
- Nos guía hacia quienes viven movidos por otras creencias y concepciones, donde la buena voluntad puede movilizarnos conjuntamente en la caridad y la fraternidad que se expresan concretamente en la ayuda a los más marginados.
- Nos invita finalmente a encontrarnos con la gente que en las mismas empresas no piensa ni vive desde lo cristiano.
Todos ellos necesitan de nuestro anuncio. Y nosotros necesitamos del suyo. El mismo Evangelio de Jesucristo nos empuja hacia aquellos que no lo conocen, no lo valoran o lo viven de un modo diferente. Jesús quiere abrirse paso e impulsar una salida que en el encuentro haga posible su presencia.
Salir, demandará siempre un discernimiento. ¿De qué queremos salir? ¿De qué necesitamos salir? Hay salidas que son renuncias a nosotros mismos, que nos pueden llevar lejos de quienes hemos sido hechos y de quienes estamos llamados a ser. Renunciar a la propia identidad nunca puede resultar bien. Por otra parte hay salidas que nos ayudan a despojarnos justamente de lo que nos impide vivir lo que Dios quiere y espera de nosotros, que nos liberan de todo lo que no nos permite desplegar esta misión que somos en esta tierra.
El Papa dice también, en el Nro. 23: “Fiel al modelo del Maestro, es vital que hoy la Iglesia salga a anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones, sin demoras, sin asco y sin miedo. La alegría del Evangelio es para todo el pueblo, no puede excluir a nadie”.
Comienza un nuevo año y, al regreso de las vacaciones, la invitación para quienes formamos parte de ACDE es a “permanecer en Salida”. Juntos como Asociación y cada uno de nosotros allí donde estemos, hemos sido hechos Evangelio Vivo, que busca a quienes no lo conocen para colmarlos con la Alegría del Reino de Dios y sumarlos en la tarea de invitar a todos a vivir en su Amor y su Voluntad.
Que nuestro Buen Dios los bendiga, cuide y acompañe a todos.
La intimidad de la Iglesia con Jesús es una intimidad itinerante, y la comunión «esencialmente se configura como comunión misionera».