La economía que Dios quiere | Reflexión Mensual ACDE – Octubre 2022

El P. Daniel Díaz, nuestro asesor doctrinal, nos cuenta acerca del encuentro en Asís con el Papa Francisco y su objetivo: generar una nueva economía basada en el evangelio.

Disponible en
SpotifyGoogle PodcastApple PodcastYouTubeCastBox

La economía que Dios quiere

Queridos amigos de ACDE,

Hace unos pocos dias se realizo en Asís el encuentro «Economía de Francisco». Convocados por el Papa que eligió en su pontificado llevar el mismo nombre de quien quiso hacerse hermano de todos y que da titulo a esta iniciativa, jóvenes de todo el mundo se reunieron en el deseo de generar una nueva economía basada en el Evangelio.

La propuesta, iniciada en 2019, tuvo por fin un encuentro presencial, centrado en poner en discusión el modelo de desarrollo al que hoy esta sujeto nuestro mundo. La toma de conciencia de reconocernos inmersos en una economía que en muchas ocasiones y aspectos no esta generando vida sino muerte, impulsa el deseo de la necesaria transformación.

Para emprender la misión, fueron convocados especialmente jóvenes economistas, emprendedores, agentes de cambio. Seguramente ellos están menos condicionados que sus mayores por los malos hábitos que se nos han ido adosando y que sin querer hemos naturalizado. Sin las frustraciones y el desanimo provocados por los intentos fracasados que a otros nos dificultan pensar mas libremente en busca de la voluntad divina, seguramente ellos estén mas dispuestos a comprometerse con generosidad y a gastar sus vidas en esta búsqueda.

Siguiendo las propuestas de Laudato Si y Fratelli Tuti, con una concepción de una ecología integral con centro en el ser humano y desde el llamado a la fraternidad y amistad social, la sustentabilidad es aquí reconocida como una realidad multidimensional, donde hace falta trabajar conjuntamente los aspectos ambiental, social, relacional y espiritual. Olvidar uno de ellos implicaría reducir el sentido de la vida humana y finalmente acotar su aspecto trascendente.

Por esto, los residuos y descartes del planeta ya no quedan acotados a bienes materiales, sino que reconocen fundamentalmente a personas concretas que sufren al margen del camino del bienestar y el desarrollo. Abarcan incluso a quienes en el futuro sufrirán a causa de las acciones que se realizan hoy día aun sin aparentes consecuencias inmediatas. No involucrarse en la solución de estas miserias y desigualdades generadas por nuestra propia sociedad debe ser asumido como un modo de complicidad.

El encuentro finalizo con la suscripción de los participantes, incluido el Papa Francisco, de un Pacto. Este pacto señala algunas prioridades para seguir avanzando en la búsqueda de un Evangelio vivido en el mundo económico que puede servirnos de examen de conciencia y ayudarnos a buscar desde nuestro propio lugar esa economía que Dios quiere para nosotros.

Los 12 postulados nos proponen una economía :

– de paz y no de guerra;
– contraria a la proliferación de armas;
– que cuide de la creación y no la robe;
– al servicio de la persona, la familia y la vida, y respetuosa de los mas frágiles y vulnerables;
– donde el cuidado reemplace el descarte y la indiferencia;
– que no deseche a nadie;
– que reconozca y proteja el trabajo digno y seguro para todos, en especial las mujeres;
– donde las finanzas sean amigas y aliadas de la economía real y del trabajo;
– que potencie y preserve las culturas y tradiciones de los pueblos, así como los recursos vivos y naturales de la tierra;
– que combata la pobreza en todas sus formas y reduzca las desigualdades;
– guiada por la ética de la persona y abierta a la trascendencia; y
– que genere riqueza y alegría, que es mas que un bienestar no compartido.

Cada uno de estos puntos nos lleva a preguntarnos de modo concreto: ¿Es este el modo en que estoy viviendo mi actividad, mi modo de liderar, mi propuesta hacia quienes están a mi alrededor? ¿Necesito convertir mi modo de gestión, mis metas, mi modo de considerar que es el éxito y que es el fracaso?

El mismo pacto antes de concluir destaca: el nuevo modelo «no es una utopía porque ya la estamos construyendo. Y algunos de nosotros, en mañanas particularmente luminosas, ya hemos vislumbrado el comienzo de la tierra prometida». Con espíritu poético, lleno de esperanza, cada uno de nosotros es animado por estas palabras a incorporarnos decididamente a este movimiento y a llevarlo a nuestra vida cotidiana en nuestra empresa.

Si este futuro es realmente posible, creo que se ira construyendo desde cada persona y desde cada organización, como ACDE, que auné las voluntades individuales. Todo dirigente empresario que comprende que el Evangelio es también buena noticia para el mundo económico será un factor de cambio. La decisión personal será la clave que hará posible un nuevo modelo de desarrollo.

Que el Señor los bendiga y les de el entusiasmo y compromiso necesarios para ser evangelizadores del nuevo modelo de desarrollo que El nos esta llamando a construir.