Queridos amigos de ACDE,
José de Arimatea “hizo rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro y se fue”. Dió así por cerrado su seguimiento de Jesús. Sus expectativas y esperanzas habían muerto en una cruz. En el atardecer, en su tristeza y frustración, el respeto y afecto por el crucificado apenas le alcanzaban para hacer lo único que le era posible: procurar una sepultura digna al maestro.
Sin embargo, la luz del amanecer abrió nuevos horizontes a partir de una intervención divina. Un ángel fue enviado a correr la piedra del sepulcro y dejar al descubierto una realidad absolutamente inesperada: Dios había entrado en la historia cambiándolo todo. Era realmente Él mismo en el Hijo quien nos había enseñado a amar sin reservas. Era realmente Él en el Padre el que había rescatado de la muerte al que siempre había sido obediente a sus designios.
Celebrar la Pascua es hacer experiencia del Señor que entra en nuestra vida con poder. Es reconocer que cuando vivimos guiados por el Espíritu de Dios, el espacio que ocupa la muerte se reduce al de una parte del proceso que siempre culmina en la Vida. Asumir la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo es reconocer las adversidades, incluso las aparentemente más insuperables, como condición necesaria para poder sobrepasarlas.
Por momentos la muerte nos rodea bajo forma de injusticias y abusos, egoísmos e indiferencias y podemos estar tentados de buscar piedras que nos permitan ocultarla para hacerla menos dolorosa o desagradable. Como empresarios cristianos somos hoy llamados a no temer el poder del mal y a confiar en la intervención del Señor en nuestra historia concreta. Con Él sufrimos las cruces pero por Él seremos revividos una y otra vez. Cuando permanecemos en sus caminos siendo honestos, preocupándonos por cada hermano y trabajando por el bien de nuestra sociedad en su conjunto, el final está asegurado.
Queridos hermanos, que en esta Pascua podamos todos pasar de esa oscuridad que nos impide ver la salida, a la luz de una alegre esperanza que nos entusiasme y comprometa aún más en la misión de impulsar cada uno desde nuestro lugar una sociedad con trabajo y justicia, educación y salud, con verdaderos valores y una profunda fe en el Señor resucitado.
¡Muy feliz Pascua para todos!
P. Daniel Diaz
Asesor Doctrinal de ACDE