Querida comunidad de ACDE,
¡Celebremos la Pascua! ¡Celebremos el triunfo de la Vida sobre el pecado, el mal y la muerte!
Lo que nos toca vivir hoy es tan difícil y complejo que por momentos parece ser insuperable, casi tanto como la muerte. Por esto, hacer fiesta porque Jesucristo ha resucitado nos es indispensable. Porque sólo en el encuentro con Cristo victorioso se renueva nuestra esperanza y nos volvemos a entusiasmar en el compromiso de hacer de cada empresa un instrumento del Dios de la Vida, brindando trabajo, bienes y servicios para el bienestar de la sociedad.
La Vida del Señor, su luz nueva, se ha expresado en este tiempo de cuarentena en muchísimas personas que se han brindado a los demás, en primer lugar en el ámbito de la salud, pero también en el de todos los servicios más necesarios para las personas. Muchos de ustedes han estado involucrados en esas tareas, laboral y voluntariamente. En medio de la oscuridad han sido luces que nos señalan la dirección a seguir porque nos descubren el sentido más profundo por el que hacemos cada día todas las cosas: el bien de los hermanos.
Salir del propio sepulcro y seguir la luz, ésta es la tarea de los resucitados en Cristo. La luz de estar atento a la vida del otro, la de escuchar sus necesidades y asistirlo, la de diferenciar lo esencial de lo accesorio. La luz del involucrarse en lo que sea que se pueda ayudar, la de perder el miedo y romper con el egoísmo, la de poner el foco en el bien de todos los que me rodean. La luz de abrirse al diálogo sincero, de intentar escuchar al otro sin prejuicios, de buscar acuerdos que permitan avanzar. Son luces que no están reservadas al ámbito personal o familiar, sino que están llamadas a iluminar nuestras empresas.
Quienes se animen a caminar hacia la Luz, se irán apartando cada vez más de esas oscuridades que han ensombrecido nuestras vidas y la de nuestra sociedad. Sólo así, dejaremos atrás las sombras de la deshonestidad y la mentira, de la injusticia, del priorizar siempre lo propio por encima de los demás, de la marginación, de la división. Entonces la oscuridad habrá sido vencida y entre nosotros primará la Luz del que resucitó.
Pido a Dios que habiendo atravesado estos días de la Semana Santa en el aislamiento de la cuarentena, la Pascua de Resurrección nos anime a vivir en la alegría del encuentro con todos sus hermanos y a sentir fortalecida la vocación de líderes de empresas llamados a transformar y llenar de Vida y Luz nuestra sociedad.
¡Muy feliz Pascua de Resurrección!
P. Daniel Diaz
Asesor Doctrinal de ACDE