“El Papa promueve una economía con rostro humano y pone a Enrique Shaw como ejemplo”

El 15 de marzo el P. Martin Schlag, Doctor en Derecho y Teología, conversó con Silvia Stang, editora de economía del diario La Nación, sobre el pensamiento económico del Papa Francisco.

Una Iglesia pobre para los pobres

El P. Schlag preguntó a los 70 empresarios presentes ¿a qué se refiere el Papa Francisco cuando habla de una Iglesia pobre para los pobres? ¿Cómo podemos ayudar a los pobres si somos todos pobres? Al respecto explicó: “hay varios tipos de pobreza. Hay una pobreza objetiva, la miseria que es la exclusión de la dignidad de ganarse el propio pan. Pero también hay una pobreza subjetiva, voluntaria, que es la pobreza de espíritu de la que habla Jesús: Bienaventurados los pobres de espíritu´”. Aclaró que el Papa Francisco “usa los dos conceptos en esta frase sin distinguirlos. Es decir, una Iglesia pobre subjetivamente, pobre de espíritu; para los pobres en sentido objetivo. Porque el Papa sostiene que no podemos ser pobres de espíritu sin tocar la carne de Cristo que sufre, sin ir a la miseria, sin pensar en cómo puedo yo integrar, incluir a los pobres en la economía, en el mercado”.

Capitalismo y rol del empresariado

“El Papa Francisco no es el primer Papa que critica el capitalismo”, sostuvo el sacerdote. Luego profundizó: “Lo han hecho todos los papas anteriores pero los anteriores han añadido siempre un adjetivo, han distinguido entre un capitalismo bueno y uno malo. Capitalismo malo es el capitalismo sin reglas, sin ética, sin religión. Pero Francisco no lo distingue porque ha cambiado la hermenéutica del Magisterio (…) La Pastoral ahora busca llevar la Doctrina a la persona de la calle”. El Papa Francisco invita a la acción, a buscar alternativas: “necesitamos con urgencia un humanismo capaz de reunir los diferentes campos del conocimiento, incluida la economía, al servicio de una visión más integral e integradora” profundizó el P. Schlag.

Seguidamente el profesor señaló el rol que debe cumplir el empresariado: “Lo que el Papa Francisco defiende es al empresario virtuoso; la solución al problema es el empresario virtuoso, la empresa virtuosa. Él lo llama la economía con rostro humano y toma a Enrique Shaw, fundador de ACDE, como ejemplo de cómo se debe hacer. Y lo opone a una economía líquida que es una economía en la que la persona humana es un mero medio, en la que se considera como una pieza en una máquina”. Para el P. Schlag, una solución para cambiar la situación de los pobres, se encuentra en el mundo de la empresa. Puntualizó: “Falta esa visión de poner a la persona humana en el centro, y no el dinero. La ética no es como una salsa que echo o no a gusto, sino es parte integral del actuar económico”.

¿Por qué los Estados fracasan?

Para el P. Schlag “la distinción entre una sociedad próspera y una sociedad que sufre, son las instituciones. Las instituciones excluyentes arruinan el pueblo; las instituciones inclusivas distribuyen el poder político y económico y crean acceso a la generación individual de la riqueza. Entonces, eso es lo que hay que defender; que las instituciones sean inclusivas. Es decir que hay que luchar contra la corrupción y contra la falta de legalidad”.

Vínculo entre corrupción y pobreza

“La corrupción es causante de la pobreza. Porque la corrupción es el cáncer de la sociedad”, sostuvo el profesor. Luego agregó: “La corrupción tiene como efecto que la burocracia explote, se extienda. Hace que no se premie al empresario virtuoso sino al que ha corrompido al político. Es un típico ejemplo de una institución enferma que crea estas instituciones excluyentes que son la raíz de la pobreza”.

Inflación y deuda pública

El P. Schlag señaló que: “La inflación es un robo de los gobiernos a los pobres y de sus ahorros para disminuir la propia deuda (…) El problema moral de fondo es la deuda pública y privada desproporcionada. (…) Tenemos una humanidad que vive por encima de sus posibilidades”.

Respecto a la deuda pública señaló que ese dinero tendría que destinarse a la inversión y no a financiar políticas populistas. Rescata las palabras de San Juan Pablo II: “No son los hijos que ahorran para los padres, sino los padres ahorran para los hijos”. “Y nosotros estamos haciendo al revés, estamos haciendo pagar a vuestros hijos, nietos y bisnietos un estilo de vida que está por encima de nuestras posibilidades”, aclaró.

Reflexión final sobre el trabajo y centrándonos en la persona, ¿cuál es el sentido último del trabajo?

Para cerrar el encuentro, el P. Schlag reflexionó sobre el sentido último del trabajo: “El trabajo tiene una gran dignidad natural y una gran dignidad sobrenatural. Pensemos que Cristo se encarnó, y ´perdió´ 30 años de sus 33 años en la tierra no haciendo nada aparentemente, trabajando. En realidad ya estaba redimiendo a través de su trabajo como carpintero”. Luego agregó: “En el plano puramente natural el trabajo perfecciona a la persona, yo me hago a mí mismo trabajando, sirviendo al bien común, produciendo algo que sirva. En la dimensión de la fe, el trabajo es participación en la Obra Redentora de Cristo”.