Compartimos algunas conclusiones de Aristóteles Nielsen, socio de ACDE, sobre el tercer Encuentro de Reflexión de Socios en el que se abordó la «Fortaleza en el ámbito empresarial«.
En el encuentro sobre la la tercer Virtud Cardinal se destacaron las siguientes ideas fuerza:
- La relevancia de la oración y del Espíritu Santo en la búsqueda de fortaleza y dirección, reconociendo nuestra debilidad como seres humanos.
- En la empresa o como parte de la cultura corporativa se suele confundir a la “Fortaleza” con el “ego personal” dando lugar al “yo todo lo puedo” sin medir las consecuencias de los liderazgos personalistas. Entendiéndose por “debilidad” a la falta de carácter o autoridad, en otras palabras “liderazgos débiles”.
- Como personas de empresa y cristianos entendemos que para ser fuertes debemos estar en la búsqueda de la coherencia, el decir que no, es salir de una posición acomodaticia y requiere de fortaleza. Porque, en la debilidad del otro yo reconozco mi propia debilidad, ya sea en lo pequeño y en lo grande… porque lo pequeño es grande y lo grande es pequeño. En esta búsqueda de discernimiento encontramos la fortaleza a través de la oración y de la guía del Espíritu Santo.
En relación a los 3 testimonios:
- Preguntarse “¿qué me debo llevar?” al momento de discernir lo importante de lo urgente proponía, a modo de ejercicio interno, Carolina Abarca durante su testimonio.
- El ejercicio responsable de decir “No” cuando debemos decirlo, siendo conscientes de que ese no tiene consecuencias en esa persona, del testimonio de Daniel Seta.
- Y del testimonio de Carlos Candiano, la conexión con el Espíritu Santo en la búsqueda de la fortaleza y discernimiento. Y cuando llegamos al límite de lo que podemos hacer como seres humanos, entregarnos y confiar en la voluntad de Dios, como nuestro Padre.
Por último, nos sentimos muy inspirados por las palabras del Padre Daniel Díaz en las que se destacan las siguientes: “Fortaleza es sobreponerse a la propia debilidad”, «Los Liderazgos reales tienen que manejar la debilidad”, “El que no reconoce su debilidad, no la trabaja”.
La fortaleza te permite buscar la solución que no es necesariamente la más fácil, pues el costo de no trabajar con fortaleza es muy alto. Se requiere fortaleza para decidir lo que tenemos que dejar, para controlar nuestro ego buscando no imponer nuestra voluntad. Las dificultades nos hacen más fuertes y la fe nos hace jugar un rol donde el sufrimiento nos lleva a la fortaleza.
Agradecemos a Aristóteles Nielsen que estuvo a cargo de las palabras de bienvenida y de la coordinación del Encuentro; al P. Daniel Díaz, asesor doctrinal de ACDE, que compartió unas reflexiones muy valiosas y a Carolina Abarca, Carlos Candiano y Daniel Seta por sus testimonios.
A continuación compartimos las reflexiones del P. Daniel Díaz: