La Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE) concluyó su 25° Encuentro Anual ACDE con un mensaje de su presidente, Gonzalo Tanoira, quien realizó un llamado a encontrar de forma urgente “el camino que nos libere de tanto dolor y nos permita sacar a la Argentina del deterioro de décadas en el que estamos sumidos”. Para salir de esta crisis, presentó una propuesta elaborada por los hombres y mujeres de empresa que integran ACDE, que consiste de cinco puntos básicos: educar para el trabajo, con foco en la inserción laboral de los jóvenes argentinos; respetar la iniciativa privada, que genera trabajo decente; garantizar una moneda estable, que habilite planificar las inversiones y desarrollar proyectos productivos; construir instituciones independientes y justas; y promover un perdón mutuo, amplio y generoso, “que permita consolidar la convivencia en la diversidad, destierre discusiones del pasado y nos abra a un futuro de comunidad y libertad”.
Tanoira resaltó que durante las dos jornadas que duró el Encuentro “Hemos encontrado puntos en común con referentes con los que a priori no compartíamos nada” y que “este es el camino ineludible si aspiramos a sacar a la Argentina de este deterioro de décadas en el que estamos sumidos”. Haciendo alusión al contexto económico y social que atraviesa el mundo, afirmó que “América Latina es el continente símbolo de la desigualdad” y que “En Argentina, estos problemas los vemos como en un espejo aumentado: si la inflación crece en el mundo, en Argentina se espiraliza; si la presión impositiva sobre las empresas se intensifica en el mundo, en Argentina ya bloquea la capacidad productiva. Y como consecuencia, si la reducción de la pobreza en el mundo se estanca, en Argentina la miseria se masifica”.
Sin embargo, destacó como positivo: “Dentro de la gran ola de pesimismo en la que estamos los argentinos, cada vez más gente está escuchando este mensaje espiritual de volver a dignificar a la persona humana por sobre las consideraciones materialistas” y señaló que “todo lo que ACDE impulsa está basado en dos grandes principios: la importancia de un sector privado pujante y trabajar para lograr la concordia”. “Sé que partimos de una división muy grande, pero no es el qué sino el cómo, lo que nos divide”, continuó. “Sabemos que las sociedades exitosas se construyen combinando una cuota de cooperación y una cuota de competencia entre sus miembros”, dijo. Según Tanoira, esta última “es el combustible que necesita la meritocracia para hacernos florecer. El gran dilema es cuánta competencia y cuánta cooperación debemos tener los miembros de una comunidad para que esta se desarrolle”.
El presidente de ACDE resaltó además que “no puede haber desarrollo auténtico, una sana economía, con inestabilidad social, injusticia y divisiones”. Sobre el futuro del país planteó además que “Argentina no tiene otra alternativa que reconstruirse desde sus cimientos. Nunca nos habíamos enfrentado a una crisis como esta”, pero se mostró esperanzado: “La oportunidad que tiene la Argentina es mayúscula”. En ese contexto, hizo un llamado al sector empresario a “evaluar qué responsabilidad ha tenido”.
Luego se refirió a la labor ACDE, afirmando que “a lo largo de su historia fue una arquitecta de encuentros. Las diferentes iniciativas y propuestas de ACDE producen cambios, muy difíciles de medir, que contribuyen a construir entornos de trabajo en los cuales las personas pueden desarrollarse integralmente, sin dejar de lado su trascendencia espiritual”.
Para finalizar, hizo un “profundo llamado, en la esperanza de encontrar de forma urgente el camino que nos libere de tanto dolor”. “Dirigentes políticos, sindicales, empresariales, sociales, cuenten con nosotros”, concluyó.
Primer día
En la apertura del Encuentro, su presidente, Fernando Oris de Roa, afirmó: “La sociedad no está funcionando bien. No podemos producir bienestar ni riqueza. Los líderes nos separan y perdemos gente; hijos que se van. Nadie nos habla de futuro.” En este sentido, mencionó que los políticos «no indican el camino, posiblemente porque no lo conozcan o porque no tengan el coraje de señalar el inevitable sacrificio que la sociedad tendrá que pasar para lograr la prosperidad«.
Según Oris de Roa, “debemos reducir los desacuerdos y recuperar el tiempo perdido. Es muy probable que vengan cambios profundos en el funcionamiento de nuestra sociedad para que vuelva a ser productora de bienestar para todos nuestros ciudadanos. Pero cuando ocurran estos cambios imprescindibles tenemos que darnos cuenta de que van a ser dolorosos y onerosos”; y a los empresarios les dijo: “Tendremos que apoyar y sostener. Tenemos que mostrar que nuestra prioridad no va a ser el cuadro de resultados, sino el bienestar de nuestra comunidad”.
“Tenemos que trabajar sobre lo que está funcionando mal, ver qué es una sociedad justa y pensar sobre los beneficios y riesgos de la Meritocracia”, concluyó.
En el primer bloque titulado “¿Podemos construir una sociedad justa?”, Gabriel Kessler, Profesor de la Universidad Nacional de la Plata, manifestó estar en desacuerdo con la idea de que la solución se base en los sacrificios de la sociedad. Según su criterio, es necesario lograr un consenso para enfrentar el desafío de la pobreza multidimensional y puso como ejemplos a Chile y Colombia, que avanzan en este sentido. Y postuló: “Para salir de la polarización la primera condición es pensar que algo del otro es positivo. Por caso, creo que si bien el país fracasó, la sociedad no. Tenemos una sociedad más abierta y más plural”.
A su vez, Roberto Murchison, CEO del Grupo Murchison dijo: « Tendemos a pensar que el problema es solo la pobreza. Pero para los actores de los sectores vulnerables, lo que les enoja es la mala distribución de la riqueza; sienten que es injusta. Este es un problema que el capitalismo viene arrastrando hace mucho tiempo y las sociedades no han encontrado la forma de resolverlo«. Por eso, agregó: “el acceso al crédito, a los bienes comunes y al trabajo formal son las cuestiones determinantes que necesitamos abordar«.
En tanto, Lucas Grosman, rector de la Universidad de San Andrés señaló: “La meritocracia se vincula con la acción, con lo que hacemos, no con lo que somos, que es el foco de la aristocracia. En la meritocracia los premios se ganan, en la aristocracia se heredan” y manifestó que la misma está íntimamente vinculada a la igualdad de oportunidades, pero que siempre tiene un enemigo en común: la asignación de posiciones y premios por razones ajenas al mérito. “Si una parte sustancial de la población no logra progresar por su propio mérito, tenemos un problema sistémico, un déficit en el impulso de los incentivos correctos. Una sociedad que le da la espalda a la meritocracia es una sociedad que no da los incentivos correctos y se vuelve más injusta y más pobre”, dijo y concluyó: «Ninguna sociedad puede progresar si mérito y recompensa no están razonablemente alineados. A nuestro país lo aqueja un enorme déficit meritocrático«.
Según Dora Barrancos, Investigadora Principal del CONICET, el concepto de meritocracia juega paradójicamente con dos presupuestos: igualdad y desigualdad. “En general la gente no piensa que llegan los que más saben ni los que más se esforzaron«, planteó.
«Tenemos que dejar de discutir. Uno más uno es dos y aquí parece que es la raíz de dos«, advirtió Martín Migoya, CEO de Globant. Además, señaló: «Juzguemos a nuestra gente por el nivel de esfuerzo, más allá de su capacidad intelectual. Creo que la meritocracia es necesaria pero no es suficiente. El mérito es necesario para tener éxito, partiendo de condiciones iguales. El más meritorio es el que más se esfuerza para llegar a un lugar, no el que más inteligencia tiene. Sin mérito y sin oportunidades no existe la forma de progresar«. En este contexto, «la educación es absolutamente central” y “la pregunta que nos debemos hacer es: ¿Cómo educamos mejor?«.
«El mérito no solo tiene que ver con aplicar esfuerzo a tu inteligencia sino con saber responder a lo que otros valoran, a los incentivos. Ahí es donde podemos entender el rol del mérito y el rol de las oportunidades«, finalizó.
En el panel “Educando para el mérito, construyendo futuro”, Diego Golombek, profesor de la Universidad de San Andrés, señaló: “Desde el lado empresario están pidiendo a la educación algo que la educación no está pudiendo cubrir. Tenemos que conversar sobre qué es lo que está pasando con la educación y el mundo del trabajo”. En este sentido, dijo: “La tecnología nos pasa por arriba. En la educación en ciencias tenemos un agujero importante que cubrir: la educación inicial. No hay horas de Ciencias Naturales en la escuela primaria. Hay un desafío enorme para integrar las disciplinas y no compartimentarlas como sucede en la escuela y no en el mundo del trabajo”. Y resaltó que “Tenemos una oportunidad vigente que hay que aprovechar al máximo: las empresas y emprendimientos que buscan personas capacitadas y no están consiguiendo. Tenemos que poder dar una respuesta”.
En cuanto a la educación universitaria, afirmó que “Solo llega a una porción mínima de la población, de modo que cuando hablamos de meritocracia también tenemos que hablar de igualdad de oportunidades”. El investigador concluyó diciendo: “El único reaseguro que tenemos de que nuestros empleos no sean reemplazados por los algoritmos y la inteligencia artificial es la educación continua”.
Por su parte, Guibert Englebienne, presidente de Endeavor, sostuvo: “Estamos ante un cambio de era. Cuanta más gente esté capacitada, más va a encontrar su lugar en el mundo del trabajo. Por eso el sector educativo debería aggiornarse a un mundo que está cambiando aceleradamente, pero las empresas son también un lugar de formación y si no encuentran es porque no están haciendo bien su trabajo”. En esa línea expuso: «Si realmente no encuentro talento, es porque no estoy haciendo bien mi trabajo”. Sobre Argentina dijo: «Nos han hecho creer que un país como el nuestro es rico y tiene todo dado, pero no es así: el mundo está cambiando y tenemos que trabajar para adaptarnos y generar oportunidades. Los países que no se han peleado con la generación de valor y riqueza, que no se han peleado con la meritocracia, han crecido mucho más que nosotros en términos comparativos”. Por último, aseguró: “Si no dedicamos tiempo a la educación, a entender el mundo que se viene, muy difícilmente podamos liderar a nuestras organizaciones de la forma en que lo requieren. Los que ganen en el futuro van a ser quienes adopten una cultura de educación constante”.
El cierre de la jornada estuvo a cargo de Carlos Rosenkrantz, vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en conversación con Juan Vaquer, expresidente de ACDE. El miembro del máximo tribunal pidió que la sociedad «no deje de lado a los que están peor». «La política, con pe mayúscula, nace para zanjar la imposibilidad de ponernos de acuerdo de como una sociedad debe distribuir sus cargas y beneficios. La sociedad tiene que servirnos a todos, hacer que estemos mejor. Así como es impropio de un Ejército dejar a sus heridos en el campo de batalla, lo mismo debe ocurrir en una sociedad: no se puede dejar de lado a los que están peor«, fueron sus palabras. Además, Rosenkrantz habló de los consensos que necesita un país para progresar. «Si bien la sociedad necesita consensos transaccionales, donde cada parte resigna algo para lograr un modo de vivir, el consenso es más que eso: es encontrar principios que rijan la convivencia, la búsqueda de la verdad. Hay una relación entre derecho y Justicia, pero no es una relación lineal. La primera responsabilidad de los jueces es aplicar el derecho, que es aplicar reglas. Si las reglas se aplican la gente sabe a qué atenerse cuando coopera«, y agregó: «En ninguna comunidad hay Justicia si no hay Derecho«.
Para finalizar el magistrado se refirió al rol de los jueces en la comunidad. «Los jueces no son agentes de cambio en una sociedad, arbitran los conflictos, pero no juegan el partido. A los jueces hay que pedirles que apliquen el Derecho, que quiere decir proteger a la Constitución y protegerla de las reglas que pueden ser inconstitucionales. Cuando el escrutinio sobre nosotros, los jueces, es más estricto, es mejor. Ver si son consistentes a lo largo del tiempo, si los principios que adoptan son extrapolables a otros casos, si son coherentes«.
Segundo día
La segunda jornada del Encuentro, que se desarrolló ayer y hoy en el Hotel Sheraton Buenos Aires, inició con el panel “Comunidad y libertad responsable: un desafío impostergable”, donde Bernardo Nantes, presidente de la Fundación Vocación Humana resaltó que “el ser humano es esencialmente comunitario y su libertad es en esencia libertad de creatividad, que es lo que hace crecer a una comunidad. Por el contrario, el individualismo es un fundamentalismo del yo”.
En tanto, Daniel Herrero, presidente de Toyota Plan, expuso que: “El proyecto de sustentabilidad no es solo económico, sino también ambiental y social. Y solo es posible si todos tenemos puestos los pies en el barro, en un contexto de crecimiento razonable” y manifestó que “las empresas tenemos que salir de nuestro entorno económico del día a día y trabajar con la comunidad”. El empresario propuso: “Construir con consenso: dialogando encontramos que todos trabajamos con el mismo objetivo: el crecimiento para todos”, afirmando que “como líderes tenemos que afrontar la responsabilidad de asumir la creatividad para salir”. Al respecto afirmó que “uno puede ver que sindicato y empresa, pese a que están opuestos, tienen juntos un mismo objetivo: el crecimiento. Ese espíritu colaborativo, ceder para crecer, entender que hay un futuro mejor para construir en conjunto, es lo que nos permitió en los últimos 13 años no tener la planta parada ni solo minuto por un tema gremial”.“Como empresario los invito a abrir sus plantas para que las vean los más chicos y se entusiasmen con capacitarse. Como cristianos tenemos el deber de ayudar”, concluyó.
“Argentina es un país muy importante para nosotros, invertimos porque creemos en la potencialidad del país”, dijo Martín Pérez de Solay, CEO de Allkem. “Las mismas cosas que preocupan a las comunidades aquí, preocupan en otros países. Trabajamos con comunidades que viven hace 5.000 años el lugar. Incorporarlos en nuestros procesos es lo que hace sustentable la operación” y reveló que trabajan con tres valores: respeto, humildad y gratitud: “No puedo ir a un lugar a explicar lo que necesita una comunidad, sino que tengo que sentarme a escuchar lo que nos dice la gente que hace 5.000 años que vive allí”.
Asimismo, Jorge de All, presidente de Sanatorio Otamendi y Fundación Cuerpo y Alma, alertó: “En Argentina hay cerca de 8 millones de personas sin agua potable y en muchas comunidades se consume agua con arsénico. Tenemos el récord de personas con Chagas. Estas son las enfermedades de la pobreza” y contó que su padre nació en una comunidad así donde fue vendedor ambulante. “Pudo estudiar en la escuela primaria y en la secundaria de educación pública. Mientras vendía corbatas, llegó a ser medalla de oro en la Facultad de Medicina. Lo cuento como homenaje al trabajo y el esfuerzo, que son los valores que necesitamos recuperar para salir adelante”. “La manera de entender lo que le pasa a nuestro país es compartir con los que sufren durante días”, afirmó.
Por su parte, Paz González, directora ejecutiva de Nuestras Huellas compartió la labor que realizan. “Acompañamos a mujeres emprendedoras de barrios populares para mejorar su situación y la de sus familias a través de proyectos productivos” y afirmó que “a través de las microfinanzas y del ahorro las personas vulnerables pueden salir de la emergencia, proyectarse y planificar”, contó.
Durante el segundo panel, “Diálogos públicos para la información de calidad”
Chani Guyot, fundador y director de Red/Acción, reveló que «En la Argentina, aproximadamente el 70% de los jóvenes menores de 30 años evitan las noticias muy frecuentemente o frecuentemente. Este deterioro tiene impactos para la sociedad. Puede desactivar la participación ciudadana y el compromiso social» y expuso que “Uno de los problemas es la búsqueda obsesiva por el volumen, el alcance, de llegar a la mayor cantidad de personas a través de la viralidad. En esta era del algoritmo, nosotros buscamos ponerle humanidad. Es un esfuerzo y un ejercicio al cual hay que ponerle foco».
En este sentido, Gastón Roitberg, secretario de Contenido Digitales de La Nación, afirmó que «Cuando un medio comete un error tiene que tener el compromiso y transparentarlo en ese mismo artículo.” Y continuó “la idea es tener un nivel de cercanía más intenso con las audiencias al punto de que hoy no se puede construir un proyecto periodístico sin pensar a quiénes nos dirigimos. Para desarrollar contenido de valor es necesario conocer qué piensan, qué opinan, cuál es su necesidad informativa, cuáles son sus deseos informativos, entender quién está del otro lado”. Para finalizar, Roitberg sostuvo que «Es necesario crear contenido original de calidad y revisar un poco el proceso de producción en el que hay que escuchar mejor a la audiencia con sus expectativas y necesidades»,
Victoria Baratta, investigadora en el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, se refirió a la actualidad: «La sociedad civil argentina tiene mucho para dar. En pandemia, con las escuelas cerradas, el único lugar de América Latina donde se formó un movimiento civil tan grande para reparar lo que se consideraba una injusticia fue en Argentina«. Al respecto, según Baratta, “las madres de los sectores populares dijeron “Basta. Quiero un futuro para mi hijo.”» e hizo una invitación “A pensar que hay mucho potencial”. “Como académica y científica, creo que hay muchas posibilidades de colaboración entre el sector público y privado«, concluyó.
Luego, Pablo Secchi, director ejecutivo de Poder Ciudadano, dio su punto de vista: «Me parece que los ciudadanos hoy buscamos información que sea indiscutible, que el dato sea certero y nos ayude a pensar mejor nuestro país” y sostuvo que “la inmediatez no nos ayuda para nada y la incertidumbre genera mucha desesperación. La búsqueda de información y fuentes confiables son el gran desafío que tenemos hoy y también movilizar a los ciudadanos a que vuelva a creer en los medios de comunicación«.
Daniel Martini, socio fundador y miembro de la Comisión Directiva de DIRCOMS, manifestó: «Hay una demanda social que fue corriendo la frontera y las empresas se pusieron rápidamente a la vanguardia. Hoy creo que las empresas son grandes productoras de información” y expuso que “ya no se trata de proveer información «sin alma» porque eso no construye diálogo social. La información que fecunda es aquella que genera diálogo, interacción, encuentro». Para finalizar postuló: «Para los empresarios comunicar, crear sentido en la sociedad, debe ser parte del trabajo. No solamente la responsabilidad social de contribuir al desarrollo, sino contribuir con el propio cuerpo, a partir de la comunicación a crear sentido«.
Por último, Christian Schwarz, docente en carreras de grado y posgrado UCA, UNTREF, UCES, postuló que «Argentina es el país donde hay menos confianza en la noticia y donde los ciudadanos evitan acceder a ellas, porque nos alteran el humor, porque dan información sesgada o porque no es útil para cambiar la situación”. Luego afirmó “Nosotros podemos tener un rol activo.” Para concluir, dijo que “No todo es negatividad. Frente a la adversidad debemos ver qué herramientas cercanas y cotidianas tenemos para no vivir en la queja«.