Quien está al frente del encuentro anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresas (ACDE) y el presidente de esa entidad señalaron que vendrán cambios dolorosos en la Argentina y afirmaron que el cuadro de resultados debe dejar de ser la primera prioridad de los negocios.
“Para los empresarios, es hora de que el cuadro de resultados deje de ser la primera prioridad”, afirma Fernando Oris de Roa, ejecutivo de compañías desde hace décadas y exembajador en Estados Unidos durante la gestión presidencial de Mauricio Macri. Al frente del 25° Encuentro Anual de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), explica que la actividad no tendrá su foco puesto en la coyuntura, sino en tratar de entender las diferentes visiones sobre temas que en los últimos tiempos, a veces solo a manera de enunciados, ganaron lugar en el espacio público, como la justicia social, la meritocracia y la calidad de la información.
En diálogo con LA NACION, Oris de Roa y Gonzalo Tanoira, presidente de ACDE, hicieron hincapié en que necesariamente la Argentina va a experimentar un cambio “doloroso” que llevará a que la sociedad sea “productiva y productora de bienestar”, y dijeron que la realidad de la pobreza extrema “hoy no nos apura y tenemos que descubrir por qué”. En el encuentro, que se desarrollará el 5 y el 6 de este mes se escucharán las voces del vicepresidente de la Corte Suprema de Justicia, Carlos Rosenkrantz, del CEO de Globant, Martín Migoya, del dirigente social Alejandro “Pitu” Salvatierra y de la investigadora del Conicet Dora Barrancos. También se dialogará con Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA y con el filósofo Bernando Nante, de la Fundación Vocación Humana, entre otros varios disertantes.
–En la convocatoria se habla de tres ideas fuerza para salir de los problemas del país, la amistad social, el involucramiento ciudadano y la brújula moral; el encuentro está enfocado en la responsabilidad de la sociedad y en temas como la empatía. Pero el escenario social está muy complicado y ni la política ni las políticas ayudan a un clima de acuerdos, ¿qué espacio hay para pensar en una mejora a partir del diálogo?
Gonzalo Tanoira (GT):– Hay un espacio de la política en el que necesariamente hay competencia entre partidos; el problema de la Argentina es que se traspasa esa competencia a la sociedad, que termina polarizada y pensando que se trata de ir uno contra el otro. Y no es así. El gran desafío que abordamos es el de mostrar los beneficios de trabajar juntos, considerando la visión de un lado y del otro.
Fernando Oris de Roa (FO):– Desde hace décadas no nos venimos pudiendo organizar como sociedad para ser productivos y crear bienestar, para progresar. De ahí surgió la idea de hablar, entre otros temas, de la justicia social. ¿Qué quiere decir justicia social? No lo vamos a resolver en una hora y media de presentaciones, pero sí vamos a escuchar a gente que piensa de maneras distintas; si llegamos a entender cómo piensa el otro, en una de esas reconocemos que las diferencias no son tan grandes; lo mismo en temas como la meritrocracia, vamos a tener ese debate y tendremos al rector de la Universidad de San Andrés, cuya tesis doctoral se refirió a los premios y castigos en la sociedad y nos va a contar que a los méritos los decide por sí misma cada sociedad. Otro tema es el de la comunidad; queremos llamar a la reflexión, ¿qué tan bien me llevo yo con mi prójimo? Vamos a abordar el tema de la información también. Y para anclar todo esto, en el inicio va a estar la periodista de la nacion Micaela Urdinez, que está dedicada a hacernos acordar que a dos kilómetros de acá, o a 2000 kilómetros de acá, existe un problema de pobreza extrema que, por alguna razón, no nos apura. La administración que venga en el país va a tener que tomar medidas extremadamente duras para corregir la forma en que funciona la sociedad, para que sea productiva y productora de bienestar; los cambios van a ser dolorosos y onerosos y serán vistos como injustos por muchos. Ahí es donde organizaciones como ACDE tienen que actuar, contribuyendo para que los costos para la población en general sean más bajos.
–Hoy existe una visión de que una parte de la población aporta pagando impuestos y otra parte solo recibe subsidios; aunque no todo es blanco o negro, ese pensamiento se va enraizando, ¿cómo ven eso y en qué medida traba la posibilidad del diálogo?
FO:– Partimos de la base de que va a venir un cambio y, entonces, ese tipo de comentarios va a dejar de existir, porque ya no habrá un nivel de 40% de economía no declarada, ni gente con privilegios y con premios que ignore cuál es su responsabilidad por eso. Van a cambiar muchas de las reglas en la sociedad; lo obvio sería pensar en la parte económica, pero el cambio involucrará muchas más cosas. La educación, el derecho al trabajo, las flexibilizaciones. Para los empresarios, ya es hora de que el cuadro de resultados deje de ser la primera prioridad; se trata de encontrar desde dónde contribuir. Cada empresario tiene una comunidad a su alrededor, trabajadores, proveedores, clientes. Vendrá un cambio para el cual todos vamos a tener que cooperar y nadie va a tener que maximizar; habrá que maximizar la solidaridad.
GT:– El mundo está yendo hacia ese lugar del que hablamos. Cada vez vemos más que las economías que funcionan lo hacen con un sector empresario cada vez más dedicado a la sustentabilidad. El tema toma relevancia en las bolsas mundiales, que cada vez premian más a empresas que prestan atención a factores sociales y ambientales.
–¿Cuáles son los cambios de normativas que creen necesario hacer? Mencionaban las flexibilizaciones en el mundo laboral.
FO–: En los equipos técnicos sobran ideas; necesitamos el liderazgo para hacer los cambios y el consenso político para que se mantengan. Hay tantos buenos economistas, sociólogos, técnicos… a nosotros nos toca damos cuenta de que mientras unos hacen esas modificaciones, tenemos que hacer lo nuestro, tener los ojos abiertos para entender a la comunidad. Hay un consenso grande de que hay cambios que tienen que ocurrir, porque esto así no nos está llevando a ningún lugar como sociedad.
GT:– Hay una degradación que lleva a un punto de inflexión, ya sea este o ya sea el próximo gobierno el que cambie las condiciones para que empecemos a tomar una senda ascendente, en lugar de esta descendente en la que venimos hace mucho tiempo. Yo resalto la posición de ACDE, porque tratamos de conectar a los empresarios con su vocación cristiana dentro de la empresa, y el mensaje de Cristo está muy vinculado al porqué de estos temas. Lo que nos motoriza es lo que Cristo nos vino a decir a este mundo acerca de cómo tratar al prójimo.
–Más allá de los cambios normativos, ¿creen que hoy los empresarios, en general, hacen alguna transformación, o hay un movimiento marginal en tal sentido?
FO:– En mi opinión, hay mucho trabajo por hacer. Tampoco ayuda la volatilidad del momento, porque ser empresario hoy es estar atajando penales todo el día. Eso trae mucha distracción, pero también pienso que somos líderes de empresas y nadie nos prometió una vida fácil, así que mientras corcovea el caballo tenemos que hacer el cambio. En el encuentro habrá testimonios sobre acciones concretas. Hay empresarios que, por vocación y también por necesidad, están haciendo cosas. Pero esto es un camino largo.
–Hay un debate sobre actividades o empresas para las cuales se señala que no se consigue mano de obra; se dice que hay quienes prefieren seguir con los planes, pero también se dice que muchas veces se ofrecen condiciones para el trabajo nada atractivas, que explican el rechazo, ¿cómo ven eso?
FO:– Lo veo como algo legítimo a eso último, como una tarea a cumplir, pero no solo por el lado de cuánto se paga. El tema también es entrenar a alguien para que pueda producir más para él y para los demás, enseñarles a los cosecheros a llevar las cuentas es capacitarlos también para otra cosa; enseñarles sobre logística, tomarlos en cuenta para que puedan generar ellos riqueza. En este momento tenemos una sociedad que no puede producir riqueza, y es muy difícil distribuir cuando estamos en semejante escasez. Ahora… eso no es tan difícil, porque a la Argentina le golpean las puertas las oportunidades. Acaban de recibir al Presidente en el G7, ya somos miembros del G20. No creo que sea por un enorme atractivo del liderazgo o por las cataratas. Creo que es porque verdaderamente se necesita que podamos proveer alimentos y energía, que son los dos sectores con crisis grandes para el mundo.
–¿Y cómo se está comportando con eso el Gobierno? Nos golpean la puerta… ¿y cómo evalúan que se responde hoy?
GT:– Claramente vemos que no se está aprovechando la situación. Hay errores, como los alineamientos del lado equivocado. Cuando fue la votación de la OEA en la cual la Argentina se abstuvo, nos manifestamos desde ACDE diciendo que no estamos de acuerdo con no repudiar la invasión de Rusia a Ucrania. Hay una enorme oportunidad de estar bien alineados con el mundo libre, que va a necesitar reemplazos para la energía rusa.
FO:– Creo que este encuentro le está diciendo a los empresarios que los cambios que vengan en políticas para tener una sociedad más productiva tendrán que ser acompañados. No es un fenómeno local y no estamos inventando nada raro. Hay cosas que están ocurriendo y no por lo que haga o no un gobierno; por ejemplo, en empresas como la que estoy, viene de visita un fondo grande de inversión y ve que hay siete directores y solo una mujer… Nos dicen que en un año van a volver a evaluar, pero que no creen que seguirán como accionistas si eso no cambia. Eso pasa en la realidad.
–¿Hay alguna expectativa todavía de que el Gobierno pueda hacer algo del cambio necesario? ¿O la expectativa, como se manifiesta en muchos ámbitos, se traslada a la gestión que vendrá, aun cuando falta un año y medio?
FO:– Creo que es un error pensar que unos lo pueden hacer y otros no. He visto cosas, como que cierta parte del Gobierno señala que los planes deben pasarse a empleos; no sé si es un enunciado, pero la idea me gusta.
–El tema es si hay condiciones para que se creen esos empleos
FO:– Sí, que esté la situación para que eso ocurra, pero por lo menos la idea mutó. Antes era planes y más planes; ahora es menos planes y más trabajo. Conceptualmente hay un cambio.
GT:– Creo que el Gobierno nos podría sorprender. Es tanta la polarización que hasta hay algo que llamo el miedo a progresar; en general a la oposición, y hablo de los últimos 30 años, le da miedo que al otro le vaya demasiado bien, porque si pasa eso, la Argentina hace ese decolaje que esperamos, y en los próximos 50 años el partido que esté se queda gobernando. Yo lo llamo el miedo a que nos vaya bien.
FO:–En 50 años de trabajo a mí me tocó vivir de todo, y puedo garantizar que los empresarios estamos preparados para muchos escenarios, siempre que haya estabilidad macroeconómica. Se piensa que los individuos, y sobre todo los empresarios, tienen una propensión al análisis marginal, es decir, que están jugando con la inversión del próximo mes o del próximo dólar; mi experiencia es ver que un productor produce y que tiene que haber algo muy en contra de él para que diga ‘voy a retirar esto y me lo llevo afuera’. Si a esta Argentina la dejás tranquila un rato, vuela sola.
–La inestabilidad lleva a que buena parte del ahorro, y esto pasa en el caso de particulares, quede fuera del sistema, y eso retroalimenta el círculo negativo.
FO:– Cuando vengan los cambios, el desafío de sus protagonistas será hacerlos inspirando confianza.
GT:–Hay una historia de apropiarse, vía tipo de cambio o inflación, de los recursos de la sociedad. Si se genera un punto de inflexión en el cual la confianza deja de caer y sube, se puede empezar a tener una visión de más largo plazo. Tenemos que lograr que el foco sea la estabilidad macroeconómica, para que sea insumo de buenas decisiones y de círculos virtuosos.
FO:- Yo creo que una necesidad de invertir y de producir y que la gente en general tiende a confiar y no a desconfiar; por más que la maltraten durante mucho tiempo, luego vuelve a confiar. Porque, francamente todos necesitamos crear un sistema sobre el cual descansar, y queremos disfrutar de nuestros hijos, nuestros padres, del jardín… es nuestro anhelo. Si no, nos está consumiendo tener dos trabajos, tener miedo…
Artículo publicado por Silvia Stang en La Nación, el 3 de julio de 2022. La nota original, aquí.