Mensaje de fin de año del Padre Bernal, Asesor Doctrinal de UNIAPAC

Queridos amigos y amigas de UNIAPAC de AMÉRICA LATINA:

Deseo que esta Navidad no sea para ustedes una “navidad más”, sino una “Navidad otra” que, comparada con Navidades pasadas sea una Navidad, nueva, sin estrenar, recién inaugurada, llena de gracia y bendición divinas para ustedes y sus familias y para quienes colaboran cada día con ustedes en la empresa.

En este breve mensaje navideño les dejo algunas convicciones navideñas que nos hacen felices y dan sentido a nuestra vida y quehacer empresarial.

  • La Navidad es un “sí” a la vida. El profeta Isaías cuando, desde lejos, nos anuncia la Navidad, asegura que una tiniebla grande envolvía al mundo, pero que apareció una gran Luz que la sometió; la Luz de Navidad mató la oscuridad; la Vida venció a la muerte. La Navidad es para nosotros la fiesta de la Luz y de la Vida porque el Niño de Belén era la luz verdadera, y ésta era la Vida sin fin.

Como Juan el Bautista, nosotros no somos la Luz sino testigos de la Luz. Ese es nuestro modesto servicio en el mundo: atestiguar, asegurar que hemos visto la luz y -de acuerdo al deseo de Jesús- ser luz para el mundo, hijos del día, no de la noche. De este modo, nuestros emprendimientos empresariales han de preferir la Luz y la Vida para que siempre sea Navidad, un derroche generoso de Luz y de Vida

  • Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros. Hay gentes que acusan hoy a Dios de que es silencioso, porque –dicen- que no habla, que está callado. Por eso lo culpan, porque, al parecer, le somos indiferentes. La Navidad, sin embargo, afirma todo lo contrario porque es la fiesta de la Palabra que se hace carne. •El niño de Belén –nos dirá Juan el día de Navidad es la Palabra que era Dios, por quien todas las cosas fueron creadas, en ella estaba la Luz y la Vida. Jesús es siempre es lenguaje de buena noticia, es Palabra del Padre dirigida a cada uno de nosotros.

Ninguno de nosotros somos la Palabra, solamente lo es el Hijo eterno del Padre; como Juan el Bautista, nosotros somos solamente “una voz que grita en el desierto” preparando la venida de Jesús que es la Palabra hecha carne. Nuestra vocación y misión es ser Voz que grita anunciando la Palabra, incluso aunque sea en los desiertos del mundo, de la empresa, del quehacer político donde el silencio de Dios suele ser abrumador.

  • El Portal de Belén era humilde y sencillo. Era un establo del pueblito Belén: un pesebre, paja limpia, una mula y un buey, y aperos de labranza. Eso no más. Todo es pobre, pequeño: establo y no posada, pesebre y no una cuna, un niño chiquito que era Dios. Estas pequeñeces no son puros detalles de ternura; son expresión de una opción divina. Dios, al hacerse hombre, prefiere lo pequeño, la pobreza, la debilidad. En Navidad todos –por más pequeños que seamos- nos sentimos queridos, preferidos; ninguno queda excluido del abrazo fuerte y cálido de Dios al hombre en la Encarnación.

Les deseo, pues, una muy feliz Navidad. Disfruten del cariño de Dios, déjense querer por él y serán felices. Que en nuestro trabajo empresarial logremos que la Navidad sea una fiesta sin fin: una opción por la Vida y por la Luz, una voz que grita Dios vive entre nosotros, una opción por lo pequeño, por lo pobre de este mundo.

Fraternalmente,

 

 

 

Fr. Luis Carlos Bernal, op.
Asesor doctrinal.