Nuestra historia
ACDE fue fundada el 3 de diciembre de 1952 por un grupo de 67 empresarios impulsados por Enrique Shaw y apoyados por el padre Manuel Moledo.
Con el propósito de promover una “sociedad más solidaria”, ACDE nació como una respuesta al llamado de la Iglesia a contribuir en la recuperación de Europa de la posguerra. Desde sus inicios, ACDE buscó aplicar la Doctrina Social de la Iglesia en el ámbito empresarial.
En su primer Congreso Nacional en 1957, que contó con la presencia de empresarios de Chile, Perú y Uruguay, se destacó la importancia de la capacitación, de los métodos de gestión modernos y de la participación en las empresas. En la carta que el papa Pío XII le envió al Congreso para la ocasión, animó a la asociación a trabajar con criterio y con entusiasmo para que la Doctrina Social de la Iglesia penetre cada vez más en la vida de las empresas.
En su etapa inicial, ACDE concentró sus esfuerzos en cuestiones laborales y sociales. Coincidió con lo propiciado por UNIAPAC, la Unión Internacional de Empresarios Cristianos, de la que ACDE es parte.
Primeros pasos y el liderazgo de Enrique Shaw
La influencia de ACDE creció rápidamente gracias al liderazgo de figuras como la de Enrique Shaw. Durante estos años, la asociación abordó temas relevantes como el salario familiar, los precios de los bienes esenciales y la libertad de enseñanza con un enfoque ético y social
Consolidación institucional y proyección internacional
A partir de los años 70, ACDE vivió una etapa de consolidación institucional, reflejada en la compra de su sede en Bolívar en San Telmo, Buenos Aires.
Su proyección internacional, fue dada por la organización del XIV Congreso Mundial de UNIAPAC. Allí, se congregaron 600 dirigentes de empresas provenientes de 30 países. Posteriormente, un socio de ACDE alcanzó la presidencia mundial de UNIAPAC.
El padre Manuel Moledo, asesor doctrinal de ACDE desde 1952 hasta 1988, jugó un rol fundamental en la formación y en el desarrollo de la asociación. Con una comprensión profunda de las problemáticas empresariales, guió a los dirigentes hacia una integración coherente de su vocación empresarial con la fe cristiana. Su legado resalta la capacidad de ACDE para cambiar, adaptándose a las circunstancias sin perder su esencia. Su liderazgo marcó un camino que continúa vigente en la misión y en la visión de la institución.
Desde 1952, ACDE demostró capacidad de adaptación a los desafíos de cada época y de abordar las problemáticas contemporáneas desde la perspectiva del Pensamiento Social Cristiano. A lo largo de su trayectoria, ha alcanzado el reconocimiento público afirmando su papel dentro del mundo empresarial y en la sociedad.