Gonzalo Tanoira, de ACDE: «El motor del país no es el Estado, sino la actividad privada»

18.05.2020 | La Nación. Economía | Autor: Carlos Manzoni

Gonzalo Tanoira cuenta que de todas las parábolas que contiene el Evangelio la que más le gusta es la de los talentos, porque muestra que no hay que enterrar el dinero, sino reinvertirlo y tomar riesgos, para generar así mayor bienestar en la sociedad. Con esa alegoría, este hombre, elegido hoy presidente de la Asociación Cristiana de Dirigentes de Empresa (ACDE), abona el terreno para su siguiente afirmación: «El motor del país no es el Estado, sino la actividad privada que produce la riqueza».

Tanoira, quine también es vicepresidente de la citrícola San Miguel, enfatiza que en plena crisis económica y sanitaria provocada por el coronavirus, la receta principal es la unión de todos los sectores, para mantener vivas a las empresas, los puestos de trabajo y el espíritu emprendedor. Además, afirma que el país debe empezar a mostrar reglas claras para atraer inversiones, adoptar una apertura inteligente al mundo, evitar el default y terminar con lo que él considera el mayor obstáculo para el empresario: la inestabilidad cambiaria.

Con el ojo puesto en el día después de la pandemia, Tanoira comenta que el 7 de julio ACDE hará su XXIII Encuentro Anual, que esta vez será mediante la modalidad virtual, que tendrá como título #Emprender: #Cocrear para reconstruir, y que tratará sobre qué deberían cambiar los empresarios y la sociedad, desde una óptica cristiana, para tener un mundo mejor.

-¿Cómo trabajan en ACDE en plena pandemia?

-En ACDE sentimos un llamado especial, porque pocas veces ha pasado algo semejante en el país, con una crisis económica tan grande y una pandemia que necesita gran cuidado de las vidas. Como nuestra misión es propiciar las actitudes que Cristo nos enseñó estamos poniéndonos a disposición de todos a los que podamos llegar, bajando un mensaje de solidaridad y humildad para pasar esto lo mejor posible. En este momento, lo principal son las fuentes de trabajo y ACDE pide a los empresarios cristianos que mantengan los puestos de trabajo.

-¿Cómo ve la economía en este contexto?

-Es una situación muy compleja, porque involucra una parte económica, pero también de salud. Todo el mundo tiene su receta, pero acá la receta principal que propiciamos en ACDE es que tenemos que estar unidos. Los distintos sectores tienen que conversar y hacer acuerdos. El sector privado y el sector público deben trabajar juntos y sostener la fuente de generación de empleo que son las empresas privadas, el trabajo y el espíritu emprendedor de la gente. El espíritu emprendedor debe seguir vivo con la visión de qué es lo que haría Jesús si fuera empresario.Lo que crea valor es que los empresarios nos dediquemos a producir, y nos vamos a dedicar a producir cuando haya estabilidad cambiaria

-¿Qué haría Jesús si fuera empresario?

-Buscaría preservar el capital de trabajo y el capital humano de las empresas, dando una proyección para que los empleados pudieran tener una proyección de vida. Jesús tendría el desarrollo humano como prioridad. ¿Cuál es la razón de ser de las empresas? Para ACDE no son los dividendos, sino generar bienestar a su alrededor. La empresa debe ser un motor de crecimiento en todo el país. La parábola de los Talentos es la que más me gusta de los Evangelios, porque muestra que no hay que enterrar la plata, sino que hay que reinvertirla, tomar riesgos, jugársela, porque bien invertida lleva al bienestar del país. El motor del país no es el Estado, sino la actividad privada que produce la riqueza.

-¿Qué posición tomó respecto de esta discusión entre salud o economía?

-Creo que instaurar la cuarentena fue una buena decisión. Obviamente, a medida que pasa el tiempo debemos pensar cómo vamos a salir, porque es claro que en algún momento debemos volver a trabajar, porque si no la crisis económica va a traer consecuencias más graves. Ya tenemos algunas industrias que nunca pararon de trabajar, que son las que fueron consideradas esenciales, y no han generado grandes focos de contagio, por lo que hay que ver bien cuáles son los protocolos de esas industrias, para aplicarlos al resto de la economía. Ha habido más contagio en los geriátricos, que están en cuarentena, que dentro de las fábricas que están en actividad.

-Usted es hombre de la agroindustria, ¿cómo quedará posicionado ese sector en la postpandemia?

-Quiero destacar a los trabajadores de la industria cítrica y la vitivinícola, porque la Argentina no puede darse el lujo de perder las cosechas de uva y de cítricos. Siempre pensé que la agroindustria y las economías regionales son el motor que van a sacar a la Argentina adelante. ¿Qué pasará a nivel mundial? Por ahora, los cítricos vienen muy bien, porque hay gran demanda de vitamina C y bioflavonoides (que funcionan bien contra las infecciones), pero todo depende de las reglas con las que la Argentina decida jugar en las próximas décadas.

-¿Qué cree que hará el Gobierno en ese sentido?

-Acá hay que ver qué quiere hacer el país con respecto a sus inversores: ¿quiere fomentar la inversión de capital o quiere postergarla? Los inversores hoy tienen muchos lugares para dirigir su capital y van a elegir a la Argentina si ven que hay reglas claras y que podrán recuperar su inversión. Volviendo a la parábola de los talentos, un empresario cristiano también tiene que ser inteligente para invertir sus talentos donde más posibilidades tienen de dar frutos. La Argentina tiene una oportunidad en esta pandemia para repensar muchas cosas, lo puede hacer bien o mal. Si se sienta con los empresarios, entiende cómo es su dinámica y qué necesitan los inversores para invertir, puede ser una oportunidad muy grande.Pedimos a los empresarios que mantengan los puestos de trabajo

-¿Por qué?

-Porque el mundo que viene después de la pandemia será un mundo que poco tendrá que ver con el anterior. Se van a discutir términos en muchísimos sectores y se va a encontrar un nuevo balance entre lo que es la retribución del capital y del trabajo. Como empresario cristiano me gustaría poder sentarme con el Gobierno para ver qué es lo mejor para todos. Debemos tener la capacidad de escucha mutua para entender qué es lo que se necesita del otro lado. Ahí está el Gobierno, que es el encargado de poner las leyes y hacerlas cumplir. Si el Gobierno entiende eso, creo que puede salir un círculo virtuoso de mayor inversión, pero me gustaría ver un diálogo más fluido entre el sector privado y el público.

-¿Cómo se llega a ese bien común cuando desde la política existen otras presiones?

-Sé que el trabajo político es muy difícil y no lo quiero minimizar. Parte de lo que los empresarios debemos entender es la presión por la que pasan los políticos a la hora de tomar decisiones. Nosotros como empresarios tenemos que entender mejor por lo que está pasando el Gobierno en este momento y el Gobierno tiene que entender mejor qué es lo que está pasando el sector privado. No podemos pretender ganar mercado y ganar mano de obra acá si no somos competitivos con respecto a los demás países. Ya hemos probado muchas veces aislarnos y nos hemos dado cuenta de que así nos quedamos rezagados.

-¿Cómo muestra hoy el sector empresario que entiende por lo que pasa el Gobierno?

-Bueno, el sector empresario está demostrando que se pone del lado de los otros, por ejemplo, con el proyecto «Somos uno» que ACDE apoya mucho y que consiste en conseguir un millón de cajas de comida para ayudar al sector público en la contención en el conurbano. En eso están comprometidas miles de empresas, algo que muestra que el sector empresario está dispuesto a poner el hombro.

-¿Qué siente cuando desde el Gobierno se ataca a los empresarios?

-No quiero juzgar a nadie, hay que mirar para adelante y construir. Quizá se dijeron cosas en un momento determinado, pero no vale la pena ir para atrás. Yo también soy muy crítico de lo que hicieron muchos empresarios en el pasado, ha habido corrupción y cosas que se hicieron mal. El sector empresario argentino tiene que repensar también cuál será su rol en los próximos años.El sector empresario argentino tiene que repensar también cuál será su rol en los próximos años

-¿Cómo ve las insinuaciones de una política proteccionista por parte del Gobierno?

-Lo veo con preocupación, porque creo en un modelo de apertura. Nosotros como empresarios locales debemos adaptarnos y reinvertir para que los consumidores argentinos accedan a los mejores productos, sean nacionales o importados. Obviamente no se puede hacer una apertura indiscriminada, porque eso mataría a muchas industrias locales, pero debemos tender a modelos virtuosos que funcionaron en los países que los adoptaron. Hay dos modelos opuestos: uno el de Venezuela y otro el de Perú, y con solo ver el resultado de uno y otro nos damos cuenta de que es este último, abierto al mundo, el que genera mayores niveles de bienestar. En lo que hace al Mercosur, creo que la Argentina y Brasil tienen que sentarse a dialogar.

-Estaba en el grupo de Whatsapp «Nuestra voz» y ahora en «Resetear», que acercó su propuesta para la reestructuración de la deuda al Gobierno. ¿Qué puede contar sobre eso?

-Yo estoy acá en representación de ACDE, por lo tanto no quiero decir algo sobre Resetear que no sea una visión de ACDE. En mis roles de empresario o de participante de Resetear no representan la visión de esta entidad. Yo ayudé a que se creara Resetear, pero después se convocaron expertos que fueron quienes hicieron los trabajos técnicos. En términos generales, yo pienso que la Argentina no debe entrar en default. Hay que dialogar con los acreedores y llegar a un acuerdo beneficioso para las dos partes. Creo que no fue mala la propuesta del país, creo que se está sentando seriamente a negociar y me gusta la actitud del Presidente. Hay un montón de razones expuestas en el trabajo de Resetear por las cuales serían muy negativo entrar en default.

-Dejando de lado el coronavirus, ¿cuál es el mayor obstáculo para un empresario hoy en el país?

-Si tuviera que aislar una sola variable, yo diría que algo que distrae muchísimo y trae muchos dolores de cabeza es la inestabilidad cambiaria. Esta fluctuación del valor del peso nos hace perder muchísimo tiempo renegociando precios, renegociando sueldos, readecuando balances y el valor de nuestros stocks. Eso nos quita eficiencia, porque si eso no ocurriera podríamos dedicarnos a generar valor, a abrir mercados, a potenciar nuestro comercio con el mundo. Incluso, desde el punto de vista del negocio, hay gente que está en el juego del tipo de cambio, que no crea valor. Lo que crea valor es que los empresarios nos dediquemos a producir, y nos vamos a dedicar a producir cuando haya estabilidad cambiaria.

Ver nota original aquí