Mis 40 minutos con el Papa – El encuentro de Bruno Bobone, presidente de UNIAPAC, con el Papa Francisco

«De una crisis no se sale solo, o salimos todos o no sale nadie y también de una crisis no se sale igual: o salimos mejores o salimos peores y para esto los empresarios tienen trabajo.» Este es parte del mensaje que el Santo Padre me hizo grabar al final de esta extraordinaria oportunidad que tuve de hablar con el máximo representante de la Iglesia Católica. Es muy importante tener esta conciencia en todos los momentos de nuestra vida: sólo superamos las dificultades si estamos juntos y es en ese momento cuando debemos decidir si queremos salir mejor de esas dificultades.

Es en tiempos de paz cuando nos preparamos para la guerra. Es en los buenos tiempos cuando debemos prepararnos para superar las crisis. Y por eso debemos estar atentos cada día y centrados en crear unidad entre todos, para que en la crisis, que surge cuando menos lo esperamos, estemos ya unidos y preparados para superarla. Y siempre podemos salir mejor. Salir mejor significa estar más preparado para resistir nuevas dificultades, más dispuesto a estar con los demás de manera que sea más auténtica esa unión que nos salva en los momentos difíciles.

Para lograr esta unión, tenemos que ver al otro como la persona que tenemos enfrente, incluirlo en nuestras decisiones, hacerlo partícipe de nuestra vida, de nuestras dudas y de nuestras convicciones. Pero también
debemos hacerlo partícipe de nuestras dificultades y nuestros logros, compartir con él nuestras angustias y nuestras alegrías. Y todo esto sólo es posible cuando uno considera al otro como se considera a sí mismo. Somos personas.

El Papa Francisco escribió que los negocios son una Vocación Noble. Esto significa que al empresario se le ha dado esta vocación de poder reunir los diferentes factores de producción para crear mayor riqueza, lo cual
es fundamental para mejorar la calidad de vida en el mundo. Pero esta noble vocación, para poder crear realmente esa mejora, debe tener el noble resultado de implicar e incluir a todos los que participan en la creación de esa riqueza, para que, juntos y unidos con los mismos sentimientos, trabajemos más y mejor en la consecución de una mayor creatividad.

Tengo una empresa que tiene 250 años y sé que la empresa ha llegado a esa edad sólo porque las personas que han trabajado en ella han sido importantes. En dos siglos y medio de vida hemos tenido muchos momentos
buenos y muchos momentos difíciles. Hemos pasado por guerras y revoluciones, por crisis económicas financieras y pandémicas, y fue precisamente en la capacidad de estar unidos en esas crisis donde conseguimos sobrevivir tantos años. Sin esa unidad habríamos sido abandonados por todos aquellos que fueron decisivos en su superación y nunca habríamos llegado hasta aquí.

Pero también es esta capacidad de juntar esfuerzos, habilidades e intereses la que nos permite salir de las crisis mejor y no peor. Una crisis puede promover fácilmente un aislamiento de sí mismo. La necesidad de sobrevivir nos lleva a considerar cuidar primero de nosotros mismos y asegurar nuestra supervivencia y esta tentación es la que nos hace empeorar, evitar unirnos con los demás y finalmente terminar sin salir realmente de la crisis.

Acabamos arrastrando esa crisis en nuestro interior, sin poder deshacernos de ella. Este es el reto que me planteó el Santo Padre. Que sepa crear una nueva forma de vivir en mi empresa, en la que todos participen en su gestión, en su cuidado y en su beneficio. En la que todos viven una unidad de voluntad basada en la diversidad de opiniones, en la que cada uno es él mismo y no tiene que anularse para llevar la empresa adelante, sino que, con su diferencia, contribuye a una mejor unidad y a una mayor creatividad.

Bruno Bobone
Diario de Noticias – 26/11/2021
Traducido por UNIAPAC (Marius Rouger).